La National Kidney Foundation (NKF) y la Sociedad Española de Nefrología coinciden en que una dieta saludable, adaptada a cada fase de la enfermedad, es clave para cuidar la función renal. Algunas pautas generales son:
- Reducir el sodio. Evitar alimentos procesados, enlatados, embutidos y comidas rápidas; cocinar en casa y preferir ingredientes frescos; y usar hierbas y especias en lugar de sal.
- Controlar el consumo de proteínas. Elegir cortes magros, eliminar la grasa visible y preferir cocción sin fritura, además de balancear entre proteínas animales y vegetales.
- Limitar líquidos. En pacientes en diálisis, es importante controlar la ingesta de líquidos para evitar acumulación.
- Regular fósforo y potasio. Reducir lácteos enteros, frutos secos, legumbres, papas y algunos vegetales verdes, según indicación médica.
- Lavar y drenar vegetales y legumbres enlatadas.
- Preparar porciones pequeñas, distribuidas en cuatro comidas al día.
- Evitar ayunos prolongados.
Seguir una alimentación adecuada no implica renunciar al sabor o a una dieta placentera. Con orientación profesional, es posible mantener una nutrición completa y apetecible, ajustada a las restricciones propias de la insuficiencia renal.
Con amplio expertise en el tema, Abadi Distribución de Alimentos, destacada empresa dentro de la industria alimentaria mexicana, resalta que lo esencial es contar con el acompañamiento de un equipo médico y nutricional que adapte cada plan alimentario a las necesidades particulares de cada paciente.