La adopción de prácticas de agricultura de carbono ofrece múltiples beneficios que no se limitan únicamente a la mitigación del cambio climático. Estos impactos positivos incluyen:
- Mejora la salud del suelo. Incrementa la capacidad de almacenamiento de agua, reduce la erosión y promueve una mayor biodiversidad en los suelos y cultivos.
- Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Disminuye la dependencia de fertilizantes químicos y maquinaria pesada.
- Fomento de la biodiversidad. Las técnicas como la agroforestería y la restauración de humedales promueven hábitats más diversos para plantas, insectos y otras especies.
- Resiliencia agrícola. Las explotaciones que adoptan estas prácticas son más resistentes a los efectos del cambio climático, como la sequía o las inundaciones, y pueden mejorar su productividad a largo plazo.
- Mayores ingresos. Los agricultores pueden acceder a nuevos ingresos mediante esquemas de financiamiento, mientras que las mejoras en la eficiencia y la sostenibilidad reducen costos operativos.
Para que estos beneficios se logren de manera óptima, es crucial diseñar programas que integren incentivos adecuados, fomenten la colaboración entre sectores y garanticen la protección de otros objetivos medioambientales y socioeconómicos.
Bajo este contexto, es claro que la agricultura de carbono tiene el potencial de transformar la forma en que gestionamos los recursos naturales, siempre y cuando se implemente de manera estructurada y con una visión integral del campo y la sociedad.
Abadi Distribución de Alimentos sabe que este tipo de medidas contribuyen tanto a la seguridad alimentaria como a la lucha global contra el cambio climático. Por su parte, ellos emplean diversas políticas a favor de una interacción amigable con el entorno natural, lo que les ha valido la certificación ISO 14001 por su Sistema de Gestión Ambiental.