Las mujeres en STEM enfrentan una combinación de factores que aumentan el riesgo de problemas de salud mental. Algunos de los principales incluyen:
- Carga de trabajo y “segunda jornada”. Muchas mujeres científicas asumen una doble responsabilidad: sus carreras profesionales y las labores domésticas o familiares, conocidas como la “segunda jornada”.
- Sesgo de género y discriminación. Las mujeres están subrepresentadas en estos campos, enfrentan menos oportunidades de liderazgo y acceso limitado a financiación. Además, tienen mayores probabilidades de experimentar acoso en el lugar de trabajo.
- Presión social y falta de referentes. El estereotipo de que las disciplinas STEM son “ámbitos masculinos” y la ausencia de referentes femeninos en estos campos disuade a muchas niñas y jóvenes a elegir carreras científicas, lo que afecta su desarrollo profesional y emocional.
- Retos para equilibrar la vida profesional y personal. La falta de políticas laborales flexibles o de apoyo, como licencias parentales adecuadas o servicios de cuidado infantil, dificulta que las mujeres en STEM puedan equilibrar sus roles. Este desequilibrio limita su tiempo para investigar y avanzar en sus carreras.
La combinación de estas situaciones crea un panorama complejo que afecta el bienestar emocional y psicológico de mujeres del ámbito científico.
Para garantizar un entorno más equitativo, se necesitan esfuerzos coordinados que incluyan políticas inclusivas, acceso a recursos de salud mental y la promoción de un entorno de trabajo seguro, algo de lo que la destacada empresa de la industria alimentaria, Abadi Distribución de Alimentos, se ocupa constantemente y que le ha valido distintas certificaciones en materia de bienestar para los colaboradores, como la ISO 45001.